Convivir de un modo equilibrado con una enfermedad crónica es un desafío diario. La enfermedad se atraviesa cada día, cada hora, cada momento de nuestra vida.

Es un proceso de re-adaptación permanente a las situaciones, que como a cualquier persona, nos presenta la vida. Con el plus de tener que combinarlo con el mejor modo que hayamos encontrado para convivir con la enfermedad.

Es lógico cuestionarnos todo lo que sintamos que tenemos que cuestionarnos. Hay que hacer y hacerse todas las preguntas que necesitemos. Buscar todas las respuestas que nos interesen.

Pero llega un punto en que tenemos que dejar ir la enfermedad. Dejar de luchar contra ella. Aunque en el momento en que el dolor nos envuelva, volvamos varios casilleros hacia atrás. Eso es convivir con una enfermedad crónica. Subir y bajar. Y está bien que así sea. No somos super héroes.

Nunca hay que perder de vista el hecho de que no somos nuestra enfermedad. Somos personas que convivimos “con”.

El ejercicio es soltar para poder sanar.

Cada día nos tiene que acercar a la meta de vivir de un modo equilibrado. Y eso no es posible si no nos hacemos amigos de nuestra enfermedad. Sí. Atravesamos los días con una complicación más. Y lo mejor es respetar sus manifestaciones, para después dar el espacio a que podamos aceptarlo. Aunque no nos sea un proceso fácil.

⇒ Usemos todas las herramientas que estén a nuestra mano, dibujar, cantar, fútbol,  bordar, yoga, reiki, ayurveda, flores de bach, guitarra, leer, psicólogo, arteterapia, musicoterapia, pintura. Busquemos la opción que más nos guste para aprender a convivir mejor con nosotros mismos de forma más placentera.


Esta es nuestra historia. Depende de cada uno lo que hagamos con ella.